Historia de la creación del mundo según los mitos y leyendas nórdicas

 

Al principio de todo solo se hallaban el gran abismo (Ginnungagap) y el árbol de la vida que sería el sostén de los mundos (Yggdrasil). Las raíces del árbol tenían dos reinos: Muspelheim, el reino de fuego; y Nifelheim, de la oscuridad y la tiniebla.

En medio de estos dos reinos se encontraba el gran caldero (Hvergelmir), con agua que burbujeaba y alimentaba los doce ríos que flotan sobre el abismo. Cuando los ríos se precipitaban al abismo, se formaban bloques de hielo gigantes. Esto hace referencia al caos original de las religiones primitivas.

En el inicio de la existencia, caen de Muspelheim llamas de fuego sobre los gigantescos bloques de hielo. De esta manera se forman las nubes de vapor que salen del abismo, originando la creación de los elementos, el espacio, la tierra y el océano.

Aparecen los dioses de la existencia

Aparece entonces Auðumbla o Madre Espacio, representada por un vaca, esta lame y derrite el hielo y libera al gigante Bur de él. De las gotas que salen del hielo derretido, aparece Ymir el gigante de hielo. A ambos los alimenta con la leche de cuatro ríos provenientes de sus ubres.

Salen a la luz los mundos sostenidos por el árbol sagrado. Midgard, el mundo físico y tierra de los hombres; y Nilflheim, el mundo de las infradimensiones. Los mundos están sostenidos sobre sus ramas y se comunican por tres de sus raíces.

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